Urgente replantear debate en torno a seguridad del agua: Propuesta de Política Pública desde la IBERO

Mar, 23 Abr 2024
En México 16% de los hogares tiene inseguridad de agua, es decir, no puede satisfacer sus necesidades básicas
El Estado debe llevar a cabo acciones que aseguren que haya agua en los hogares y que pueda ser usada de forma segura
Existen soluciones a nivel micro que pueden tener un impacto importante. Por ejemplo, durante las sequías en Nuevo León se complementó el uso de pipas con cisternas comunitarias en colonias prioritarias
  • El problema del agua en México tenderá a irse agravando, por lo que necesitamos encontrar mecanismos prácticos que brinden seguridad de agua en todas sus dimensiones, especialmente en las zonas más pobres. (Ilustración generada con Firefly)

En los últimos tiempos México ha experimentado una grave crisis en materia de agua que parece agravarse cada año. A enero de 2024, de los 653 acuíferos del país y las 731 cuencas hidrológicas, 105 se encuentran en condiciones de sobreexplotación y 104 presentan problemas de disponibilidad. El 82% de los municipios presentó niveles de sequía de moderada a extrema y sólo el 31.5% de los hogares reportó continuidad en el suministro de agua.

Este problema tiene su origen en distintas causas. Por un lado, ha habido un incremento importante en la población, especialmente en los centros urbanos del país, lo que ha ocasionado una fuerte demanda de agua. Por otro, el calentamiento global y la escasez de lluvias ha provocado sequías y reducciones de agua pluvial. Finalmente, la estrategia del gobierno para combatir la escasez se ha centrado principalmente en reparar la infraestructura existente, pero no se han planteado estrategias a corto plazo para procurar la seguridad de agua en los hogares mexicanos.

Es urgente replantear el debate y las acciones públicas en torno a este tema. Además de las reparaciones a la infraestructura hidráulica del país, el Estado debe llevar a cabo acciones que aseguren que haya agua en los hogares que pueda ser usada de forma segura.

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Con información del Dr. Pablo Gaitán Rossi. Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE), de la Universidad Iberoamericana. 

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La seguridad de agua se mide en cuatro dimensiones: Disponibilidad, Acceso, Uso y Estabilidad. Las estrategias gubernamentales se han enfocado principalmente en la disponibilidad de agua. Sin embargo, esto resulta insuficiente.

En muchos municipios y colonias hay barreras económicas que impiden a familias mexicanas usar el agua de forma segura. Por ejemplo, hay hogares en los que no pueden pagar las pipas que lleven el agua a la casa. Así que aún si el agua está disponible, el acceso es limitado. En México el 16% de los hogares tiene inseguridad de agua, es decir, que no puede satisfacer sus necesidades básicas.

Sistemáticamente se ha observado que hay 170% mayor probabilidad de reportar inseguridad de agua en un hogar cuando se observa inseguridad alimentaria, es decir que los hogares más pobres de México son también los que tienen menor acceso al líquido. Múltiples y severas son las consecuencias sociales y de salud para las familias con inseguridad de agua.

Las estrategias para distribuir agua en situaciones de emergencia suelen tener una visión de corto plazo que no asegura mejores prácticas en el futuro, pues muchas veces son llevadas a cabo sin la coordinación necesaria. En algunos estados se ha reportado que las pipas en las que se reparte agua no tienen un horario establecido, lo cual provoca ausentismo laboral y genera estrés en la población que no puede realizar sus actividades con normalidad.

Como suele ser el caso, existen soluciones a nivel micro que pueden tener un impacto importante. Por ejemplo, durante las graves sequías en el estado de Nuevo León se complementó el uso de pipas con cisternas comunitarias en colonias prioritarias. Los líderes comunitarios tenían un número directo para el abasto de agua. El propósito era que las cisternas estuvieran siempre llenas y que la gente se abasteciera en un horario conveniente para ellos. Los líderes avisaban cuando la cisterna se vaciaba y ordenaban el reabastecimiento de la misma. Este tipo de soluciones no sólo vuelven disponible el agua, sino accesible para las familias. 

El presente documento es una iniciativa de política pública desarrollada desde instancias académicas de la Ibero que generan conocimiento agregado sobre temas de gran complejidad social. Con ello aspiramos a contribuir al enriquecimiento de las plataformas de campaña de las personas que contenderán por puestos de elección popular en los comicios de este año. El compendio ‘Construyendo en conjunto: Propuesta de Políticas Públicas desde la Universidad Iberoamericana para México’ se entregó a candidatos y candidatas que han participado en los Encuentros por la Democracia celebrados en nuestra institución. 

 

 

Es indispensable implementar una estrategia de atención a la inseguridad hídrica en el hogar que complemente las políticas actuales. Se propone diseñar e implementar intervenciones integrales que aseguren el agua en todas las dimensiones que hemos explicado, como la captación de lluvia (disponibilidad), la compra de agua potable (acceso), la distribución por pipas (acceso), el almacenamiento en cubetas, la entrega de tinacos o cisternas (estabilidad), el filtrado de agua (uso), el reuso y el reciclado de agua (uso), entre otras.

Una estrategia que coordine a los distintos organismos responsables del agua en México requiere una revisión del marco regulatorio y presupuestal, pues al día de hoy las intervenciones que se han llevado a cabo han tendido a ser aisladas y sin un área responsable del bienestar de los hogares. No tiene caso, por ejemplo, llevar a cabo captación de agua de lluvia si no existe la infraestructura para almacenarla, o si los hogares no tienen filtros para poder consumirla. La cadena de acciones para asegurar el agua debe estar integrada y abordar las cuatro dimensiones.

Al mismo tiempo, hay que monitorear las zonas donde la inseguridad de agua es más frecuente para hacer intervenciones focalizadas y actuar en situaciones de emergencia. Llegados a dichas emergencias, los protocolos deben incluir acciones que aseguren el acceso al agua a nivel individual y en los grupos que la padecen en mayor medida.

El problema del agua en México tenderá a irse agravando. Los científicos advierten que la temperatura y las sequías seguirán en aumento, por lo que necesitamos encontrar mecanismos prácticos que brinden seguridad de agua en todas sus dimensiones, especialmente en las zonas más pobres del país. Un cambio en nuestra cultura de acceso, cuidado y uso del agua será invaluable en los períodos más críticos y nos ayudará a afrontar la crisis de forma decidida y coordinada.

 

 

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